Puede que no hayas oído hablar de las siemprevivas pero seguro que las has visto en alguna parte: estas pequeñas flores crean bonitas inflorescencias que se han puesto muy de moda tanto en terrazas y jardines, como en ramos y arreglos florales.
Las siemprevivas, también conocidas como limonium o statice, adoptan este nombre debido a una particularidad que las hace únicas: sus flores pueden perdurar mucho tiempo y, para ello, ni siquiera hace falta cuidarlas.
Para que las siemprevivas conserven su forma y color, lo único que hay que hacer es dejarlas secarse. Por extraño que pueda resultar, si pones esta flor en un jarrón sin agua, en lugar de marchitarse y adquirir ese típico color amarronado, las siemprevivas se secan pero manteniendo su consistencia y color.
Desafortunadamente, nada en esta vida es para siempre y las siemprevivas, como cualquier otra flor, acaban por estropearse al cabo de muchos meses.
Además de su longevidad, las siemprevivas llaman la atención por ser unas flores muy vistosas. Sus colores se mueven en la franja de los siguientes colores:
Cada inflorescencia está formada por pequeñas flores tubulares diminutas que al juntarse con el resto crean la percepción de una única flor más grande.
En una misma inflorescencia pueden además darse dos colores a la vez. Cuando esto ocurre generalmente hay un color vivo predominante y, salpicando aquí y allá, algunas florecillas blancas que le dan un toque distinguido al conjunto.
Los colores suaves de las siemprevivas y su aspecto diminuto, delicado y esponjoso han provocado que estas flores sean las elegidas para muchos ramos de novia.
Las siemprevivas conservan ese aire de flor de las praderas que hace que combinen muy bien en ramos de flores silvestres, perfectas para aquellas novias que apuestan por la naturalidad sobre la ostentación.
También funcionan muy bien como únicas protagonistas del ramo, especialmente, utilizando únicamente siemprevivas blancas, el color de la pureza y la honestidad. Estos ramos ofrecen una imagen armónica y unificada que hace innecesario el uso de otras flores en ellos.
Pero su presencia en las bodas va más allá de las manos de la novia. Las siemprevivas también se utilizan mucho como centro de mesa. Aquí si suelen combinarse con otras flores y colores diferentes para lograr un mayor efecto visual y decorativo.
Gracias a su capacidad para mantenerse lustrosas cuando están secas, las siemprevivas se han convertido en la flor perfecta para aquellas personas que quieren tener un trocito de naturaleza que perdure en el hogar.
En la entrada de la casa, en el salón, en la oficina, las pongas donde las pongas, estas flores otorgan un toque de color y distinción a cualquier espacio.
Seguro que tienes un amigo o familiar que dice ser un desastre con las plantas: regálale una siempreviva y podrá disfrutar de flores sin preocuparse de su cuidado.